Una noche mágica en el taller
Era una fría noche de Navidad. La nieve caía suave y silenciosa mientras las farolas iluminaban el danzar de los copos.
Todo dormía… excepto una pequeña casita donde aún brillaba una luz cálida: el taller de una artesana que, con amor y paciencia, daba forma a sus muñecas.
Los encargos especiales de Santa
Sobre la mesa, una carta muy especial esperaba ser atendida:
-«Una marioneta única para la dulce Anna», «Una muñeca con gorro de época para Daniela», «Una familia de pajaritos para Cristina», «Y una pequeña hada para Rosa»…
Cada pedido estaba destinado a reavivar la ilusión, un recuerdo, una chispa de infancia
Puntadas de cariño
La artesana trabajó hasta que el sueño la venció. Se quedó dormida entre telas, cintas y pequeñas flores de arcilla. Pero entonces ocurrió algo que solo sucede en Navidad…
Las muñecas cobraron vida
Silenciosas y decididas, las muñecas incompletas se pusieron manos a la obra:
-«Quiero una rosita de arcilla en mi sombrero», dijo una
-«¿Puedes ayudarme con este adorno?» , pidió la otra.
Y así, entre retales y puntillas, terminaron todas las piezas que su creadora no pudo finalizar.
Una mañana llena de sorpresa
Al amanecer, el sol iluminó un taller transformado. Todas las muñecas estaban listas: con sus vestidos adornados, sus sombreros impecables y sus cajas de madera bellamente decoradas.
La artesana al despertar, no podía creerlo.
¡El milagro de la Navidad había pasado por su taller!
Muñecas de la colección Cascanueces
Gracias por apoyar lo hecho a mano y por permitir que este pequeño taller siga creando ilusión.







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